domingo, 7 de diciembre de 2008

PAMPLONA - TOLEDO, un paseo tranquilo


El motivo de hacer este recorrido no era otro que reencontrar aquellos parajes que de niño y adolescente transité decenas de veces, algunas para acompañar a mi padre a la ciudad Mitrada, otras cuando estudiante en la Normal Superior, de donde había que hacer escapaditas obligadas al pueblo que nos vió nacer.

Casi 30 años sin recorrer esos parajes, la nostalgia atosiga y lo impulsa a uno para crear el momento y tomar la decisión de ir. Y así fué, con las enormes ganas de recopilar material para un documental de TV, nos armamos de cámaras, trípodes y un calientito café, muy de mañana, en un acogedor restaurantico de Chapinero recomendado por el conductor en la fría Pamplona.
El viaje hasta la Lejía con su eterna bruma, tranquilo, su paisaje igual que siempre, que me atrevo a decir que ni una casa nueva han levantado allí desde entonces, luego la -y- en esa antigua Panamericana, bueno nosotros tomamos el ramal hacia Toledo que es la misma vía a Saravena, con pavimento un par de kilómetros, luego el indignante pedruzco o lodo. Igual que siempre, pero tranquilo ante todo.

De vez en cuando algún autobus de línea, más atrás un camión con ganado, después otro con plátano y algún campero particular.


Confieso y lo repito TODO IGUAL, con bastante verde por la temporada de lluvias, pero tranquilo ante todo.
La pequeña y sinuosa via seguía descendiendo, allá arriba, montaña arriba al otro lado la de Chitagá.

Que enormes montañas. Somos atrevidos los colombianos andinos al abrir caminos en la mismas y transitarlos con cierta inquietud.

Allá abajo, donde se parte en dos la cordillera, la pequeña quebrada. Allí dice el conductor, aún se puede pescar trucha, antes aquellos, si esos, no dejaban.


Más abajo Negavita, luego Moralitos, allá a los lejos Tane, el pequeño valle descendente y enclavado entre abrupta geografía, pero que lindo verlo, verde como siempre, sabiendo que de todo allí producen : Papa, mora, cebolla, curubas, pepinos y cualquier cantidad de verduras.

Pero que raro, la vieja casa de Moralitos ya no está. El tiempo la mató. Y esa peladez de la peña, amarillenta por el polvo no está, claro las lluvias hicieron crecer hierba, taparon rocas y caminos. Que hermoso y diferente se ve, ahí agazapados entre eucaliptos a la orilla de la via y que bien huelen a esa hora mañanera, aunque gris, nada de azul en el cielo y el sol sin permiso para salir.

Es allí, donde el hormigueo por el cuerpo anuncia el desfiladero de las Peñas de Tencalá. Oh, no, eso es lo feo de ir por allí. Es pura roca, bueno aunque firme, pero no hace muchos meses una pequeña buseta de Cotranal se fué al abismo y una docena de muertos quedó en el trágico balance.

No quiero verlas... Quiero pasar con los ojos cerrados... ¿Falta mucho?... ¿Estamos cerquita?... Es un buen lugar para hacer turismo extremo y eso a mucho extranjero le encanta. Eso hay que mostrarlo.

Pare, pare ahí, quiero una tomas y algunas fotografías de esa quebrada. Oiga, que yo recuerde esa fuente siempre quedó según la dirección al comienzo o al final de las Peñas, cierto, esa es, como así, ¿ya pasamos Las Peñas?.
Que extraño, me pareció como si la carretera hubiese sido ampliada, ya no tiene tantos recovecos y los abismos no son tan profundos, además estaba todo verde. Claro por el invierno.
Tengo que volver en verano, probar la tierra que levantan los camiones al pasar, quedarme ahí un buen rato. No puedo creer que Las Peñas fueron eso, no me parecen igual definitivamente y ni es tan largo el tramo, como antaño lo vivíamos al pasar.


Y bueno tomar con más luminosidad fotos y vídeo. Ese día itero fué bastante gris, melancólico, asustadizo, nada que ver con otras faenas, caramba, de hace ya tantos años.

Sigue luego la montaña que llora a toda hora. Se me pasó la casa de La Cueva, pero bueno allá está el puente de Tencalá. Igual que las peñas, lo veo chico, muy normal y el río, no se, hace treinta años su torrente no era tan precario como ahora. Bueno, consecuencias del cambio climático les digo al camarógrafo y al conductor.


Pero ya verán, allí adelante hay una maravilla.
Que vainas que en los álbumes promocionales de Toledo y Labateca, casi nunca la nombran, si, es la Cascada de Lirgua. Llegamos, esa es, no trae mucha agua, pero esa es y aún así es majestuosa. Lástima tanta vegetación nacida en su trayecto, casi no se puede ver, pero ahí está y maravillosa, tal y como siempre quedó fotografiada en mi memoria. Saben, en invierno fuerte, es increíble, hay que verla en esa temporada. Ah, que bueno, el puentecito lo ampliaron, que bien al fin pensaron en algo inteligente.

Luego otra caída, ahí en San Josesito, le dicen La Chorrera, aunque el profesor Abdón de Labateca me contó que montaña arriba hay otras mas bellas. Habrá que verlas y grabarlas en otra ocasión.

El paseo continuó, tranquilo, no hay que negarlo. Burgueño era otra referencia, veo la quebradita muy seca, se que viene de otra gran cascada, pero me dicen que por esos lados poca agua llega porque se queda en muchas fincas del lugar. Eso, habrá que confirmarlo en otra ocasión. Lo bueno es que la cascada aún existe, allá arriba, bien arriba, pero también es hermosa.

En La Cabuya, veo caras conocidas, Luis María apareció en su camioneta. Hablamos un rato. Pero la casona del lugar ya no existe, el viejo samán está mas viejo y el puente aquel fué cambiado por uno militar.


Por Labateca o por Mónoga, he ahí el dilema. Bueno por Mónoga. El vallecito después de unir sus fuerzas y sus historias Culagá y Chitagá, allá arriba la carretera a Toledo y llegamos al puente de Mónoga, parada para saludar a Doña Gladys, unas foticos del puente, las montañas y listo.
Pasamos el Jordán, vamos por Las Lajas, que pena, se está rodando la vía y nada que han hecho para solucionar el problema.
Luego San Javier, todo igual, otras caras, pero todo igual, aunque tranquilo. Estamos muy cerca de Toledo y la ansiedad por volver a ver todas esas tierras han copado con sentimientos encontrados el cerebro, cuerpo y corazón.

Llegamos, ahí está Santa Eduviges, el nuevo colegio, La Pradera, las nuevas casas, el hospital y un poco más allá la torre de la iglesia y el parque principal.

Estamos en Toledo, el viaje fue genial pero habrá que repetirlo, no quedo conforme con las tomas de video y las fotos, faltó sol, cielo azul, mas despeñaderos, aunque todo parezca siempre igual, muy tranquilo, pero siempre igual.

3 comentarios:

Jose Pulido dijo...

Hola.
Qué lindo recordar todos esos lugares que también recorrí en mi infancia.Siempre busco imágenes que evoquen aquellos lindos lugares que permanecen en mi recuerdo. dónde puedo conseguir mas fotos de esa región hasta San Bernardo y Chucarima?
Gracias por su blog! Me hiciste regresar a mi niñez transiatando por esa hermosa y gloriosa región.

Jose Pulido dijo...

Hola.
Qué lindo recordar todos esos lugares que también recorrí en mi infancia.Siempre busco imágenes que evoquen aquellos lindos lugares que permanecen en mi recuerdo. dónde puedo conseguir mas fotos de esa región hasta San Bernardo y Chucarima?
Gracias por su blog! Me hiciste regresar a mi niñez transiatando por esa hermosa y gloriosa región.

Mi Diario Literario dijo...

Hola Bonitas fotos, hoy los conocí tienen hermosos paisajes!