Uno no
quisiera utilizar estas páginas para compartir noticias luctuosas, pero
sirven como información y como esquela para destacar a gente buena que
poco a poco se marcha de nuestro mundo.
El más
reciente, un gran señor, que amó y trabajó por su pueblo, forjó una
vida, consolidó proyectos, generó empresa y empleo, siendo emprendedor
nato y hábil como nadie para los buenos negocios, los mismos que
marcaron buena parte de su historia en Toledo y poblaciones vecinas.
Don
Ramón se hizo a pulso, de eso no hay duda, por eso cuando los
calendarios irremediables indicaron el sendero para sus cuarteles de
invierno, fueron amables y sinceros al mismo tiempo, para que el en
compañía de sus más cercanos pudiera disfrutar otros buenos años
arropado en el calorcito cucuteño.
Su
legado, es bueno, es grande, de eso dan fe muchos amigos que lo
conocieron y hoy aplican en sus vidas consejos y hasta estrategias
aprendidas al lado del gran señor, ya sea en el comercio, en la
ganadería o en otros oficios de los que el conocía muy bien y por los
que trabajaba con tanto empeño en la tierra de sus amores.
Supimos que deseaba vivir 100 años y casi lo logra, solo faltaron algunos meses para esa gran fecha y cifra, pero la parca presurosa y acosadora decidió que este era el día apropiado.
Seguramente en adelante habrá muchas historias de Don Ramón, así como miles de recuerdos, los mismos por los que su vida no pasó desapercibida y su misión en esta tierra no fue en vano.
Solo
nos queda compartir un abrazo solidario con Fernando y sus demás
familiares y allegados, pues la partida de Don Ramón Leal, uno de los
últimos y grandes toledanos de su generación, no nos sorprende más si
nos duele, porque en nuestro caso en la familia, alguna vez nos tendió
su mano generosa cuando las cosas no andaban bien en la misma.
PAZ EN SU TUMBA
PAZ EN SU TUMBA