Ir hasta las tierras de IMA, indiscutible despensa lechera toledana, genial y la
invitación llega en un momento muy oportuno, por stress, agite de la ciudad,
las muy altas temperaturas, en fin, como anillo al dedo, así fuera por algunas
horas, la idea cae de maravilla.
Por eso no dudamos en acelerar algunos
compromisos adquiridos y posponer otros más para decir si a la iniciativa de
Eduardo Rico, que no se trataba de paseo, más si de mostrar nuevas y buenas
realizaciones de la cooperativa COGANSONORTE, que dirige hace un buen tiempo.
Y mi presencia allí, sugiere la tarea de registrar para los medios
el hecho, hablar un poco del tema solidario y desde luego aprovechar para
regodear la vista con tan hermosos y variados paisajes de la región.
Luego del sosegado descanso en el cómodo
hotel de “Chepe” en la calle real,
buscamos el reconfortante cafecito mañanero, espero haya sido de Cafetol,
que le muele buenos granos del especial Toledo.
En seguida y cámara en mano comienzo a otear
el entorno, mirando sobre todo hacia el occidente la gran montaña, donde danza
verticalmente la doncella de blanca cabellera, que a muchos aún nos embruja y a
otros, nada les importa.
El cielo blanquecino en algunos lados,
plomizo en los demás, para nada forja la idea de tiempo agradable, es más, con
el chubasco de la madrugada, el presagio de más lluvia incomoda las ganas de
viajar.
Una nubecillas blancas como copos de algodón
arropan de momento la caída de agua, el viento suave las mueve lentamente y en
pocos segundos queda desnuda la cascada, imponente, con gran caudal, claro por
el invierno, pues en otra época un poco más calurosa, simplemente es un hilillo
arrullando nostalgias de los años idos.
Ahora, al ver las fotografías y compararlas
con las de otros tiempos, nos damos cuenta que la deforestación sigue su marcha
irremediable, a simple vista se ven la heridas de la motosierra, el hacha y el
machete o de la ignorancia y la codicia sin principios y valores de verdad.
La frontera agropecuaria en esos lares se sigue
expandiendo como cáncer indestronable.
¿Qué pensarán al respecto los administradores
del municipio vecino, los científicos de Corponor, los ambientalistas del lugar
?
De esa corriente de agua se surten los
habitantes en el casco urbano y los de infinidad de veredas, también.
Ojalá el tema se torne de interés general, no
se trata solo de la belleza natural de Siscatá, también salta su futuro como
componente fundamental del recurso hídrico en el lugar.
EN LA
RUTA HACIA IMA
Pronto nos acomodamos en la potente camioneta
Toyota, necesaria desde todo punto de vista, ante las incomodidades de la
destartalada vía, la misma que en su comienzo le dieron el nombre, muy sicalíptico por cierto, de
penetración.
Desde luego
les hablo de aquellos años cuando a punta de pico y pala, infinidad de
manos de toledanos comenzaron a quitarle arrogancia a esas lomas para abrir con
Caminos Vecinales la vía Toledo – Román – Ima.
Ya en el camino nos dicen que no apresuremos
la marcha, que hay trancón, que están desvarando el camioncito de la leche, el
mismo que casi se va al abismo, tema relatado y mostrado en anterior nota.
Pronto llegamos al sitio, algunos carros y
motos de lado y lado, esperando por supuesto, unos cuantos ayudando y enlodados
hasta la coronilla y los otros mirando y opinando, como es habitual.
Esperamos algo así como una hora, tiempo
suficiente para hacer algunas tomas, divisar el paisaje circundante, mirar
hacia abajo el Jordán, las tierras de la Capilla, donde apareció según la
leyenda La Morena.
Una vez superado ese escollo, avanzamos y nos
deleitamos con los parajes de Capoalegre, Román y todos esos rincones poblados
de color verde intenso con sus matas de café, yátago, guamos, caña panelera,
esa que sirve para los más deliciosos alfandoques del mundo.
Pero la vía en muchos sitios es infame, las
camionetas deben utilizar la doble tracción, se nota que ha llovido y el cielo
sigue nublado, el astro rey definitivamente amaneció perezoso.
Seguimos ascendiendo, ya se ve la cuidada
finca de Cifuentes y a lo lejos los primeros potreros de Ima, comentan que esos
hermosos dominios aún son de los Daza y los Santos. Se ven muy bien acicalados,
de eso no cabe duda.
Más tarde la Cordillera y a lo lejos la cúpula de la capilla, el lugar de reunión, esperando que los invitados todavía estén en el lugar, pues ya son dos horas de retraso.
Por fin llegamos y si, por fortuna casi todos están ahí.
Es un buen puñado de curtidos hombres de campo, deseosos de saber que es lo que
trae don Eduardo.
Por mi parte confieso y así lo digo a quienes
lo preguntan, que tardé más de cuatro décadas en volver a pisar esas tierras, a
respirar ese aire, a fundir mi pensamiento con su paisaje y es una dicha, así lo
reconozco.
La reunión se organiza con prisa, los asistentes se acomodan en el amplio recinto, un equipo de amplificación de sonido se enciende para no fatigar la voz, las pancartas de Cogansonote con su misión y visión ondean en silencio pero orgullosas.
Afuera la tenue lluvia acaricia los verdes
pastos con olor a anís, la matica está por todos lados, un perro ladra, una
vaca brama, las gallinas cacarean, los pinos se mueven como en cámara lenta con
la brisa fría que suave camina desde la montaña y a lo lejos algunos hilillos
de humo azul van en busca del firmamento, señal inequívoca que ya casi es la
hora del almuerzo.
De nuevo adentro, el conversatorio sigue su
rumbo, ya el cuento de la biotecnología se comienza a entender, que lo del
termo para las pajillas, que la inseminación, que el mejoramiento genético, que
una mejor producción de leche hacia el futuro, copan la atención de los
humildes pero a la vez ilustres invitados, asociados o no a la cooperativa.
Y más felices se ponen cuando Eduardo y otro
miembro de la directiva les informan que esos elementos se quedan ahí para
comenzar el trabajo, afortunadamente hay dentro del grupo gente preparada para
hacerlo.
Es como la fábula de la lechera, aquella que
en la escuela primaria nos enseñaron, pero esta es realidad y seguramente
tendrá final feliz.
Al rato todos esos buenos campesinos se
entusiasman mirando los folletos donde están las fotografías de los enormes,
sanos y hermosos toros jersey, holstein, pardo suizo, de donde proviene el
esperma que en menos de un año reportará sus primeros frutos.
Ya comienza la tarde y un buen café caliente
con delicioso queso alimentan cuerpo y alma.
Más tarde, en otra finca del lugar, pero con
menos gente, pues muchos han regresado a sus parcelas, sigue el tema en el
ambiente, hay mas preguntas y respuestas, surgen inquietudes, historias,
gracejos y de pronto una pola para refrescar la garganta.
Por supuesto Johana hace parte del grupo,
ella es la pilosa representante de la zona en el legislativo municipal y su
trabajo es reconocido por unos y por otros. Ella, está haciendo muy bien la
tarea.
EL
REGRESO
Al caer la tarde nos disponemos al regreso,
el sol tímido aparece a ratos por entre algunos recovecos de nubes, los
terneros ya “achicados” se divierten corriendo en sus corrales, algunas aves revolotean,
parecen gavilanes y hacen piruetas encima de los arrayanes.
Allá, bien abajo se ve el Margua cerca al cañón de la Peña de los Micos
y un poco más arriba San Bernardo, por ahí a solo algunas cuadras las tierras de Juan Pérez, por allá El Palmar, Belchite, Samaria, en fin, por todos lados esas postales me inculcan que falta mucho tiempo y tierras
para visitar.
Pero ante todo con esta correría, la sutil amalgama de paisajes y
lugares, hace que los recuerdos se sigan agolpando en la mente, en el alma, en
el corazón.
El azul cambiante de las montañas a lo lejos
entusiasma la pupila, una libélula entra por la ventanilla de la camioneta, se
posa en mi pantalón, me acompaña largo rato, le tomo algunas fotografías y le
digo a Johana que es señal de buena suerte.
Finalmente se va oronda sin decir adiós, la
libélula, desde luego.
Seguimos la ruta, es solitaria a esa hora, ya
en algunas casitas la tenue luz de las bombillas ilumina el gris atardecer, al
llegar a Román, la tierra del mejor alfandoque, reitero, a nivel mundial,
hacemos una nueva parada, siempre hay alguien o algo para saludar.
Durante el resto del camino Eduardo habla de
un bagre sudado y el apetito nos recuerda que aún no hemos almorzado, ya
veremos entonces cuando lleguemos al poblado.
Y la amenaza se hace realidad, ahí en el restaurante
de Pedro Cariño, donde nos sirven unas rodajas enormes del famoso pescado, les digo
que parece brasilero, de la cuenca del Amazonas y de inmediato me corrigen, es de los ríos de Arauca, donde aún hay suculentos ejemplares.
Lo cierto, es que estaba delicioso, con muy
buena salsa. Lo recomiendo.
El grupo se va disgregando, luego quedamos
unos pocos, hablamos de los positivo de la jornada, de la siguiente que tendrá
lugar en Tapatá con los productores del lugar y todos esos deseos de lograr un
gran sitial con la cooperativa, la única de ganaderos existente en Norte de
Santander, que hoy con 17 años al servicio de sus asociados y la comunidad,
ostenta un lugar de honor.
Además la marca Lácteos Toledo, que la misma
produce, está bien posicionada y el número de litros del blanco alimento
líquido que se comercializa y procesa a diario, es respetable.
Por eso todos los esfuerzos de seguir
adelante, de modernizar, de entrar bien en el cuento, pues ahora con los TLC,
los retos se multiplican y la competencia cada día se hace más fuerte.
Ojalá toda la comunidad toledana comience a
ver bajo otra perspectiva el desarrollo de la cooperativa y su gran trabajo
solidario, definitivamente un modelo que soluciona y sirve.
Finalmente y con la promesa de volver, ojalá
con más tiempo, para seguir registrando y compartiendo temas como este, nos
despedimos pues hay que madrugar para estar en Cúcuta muy temprano, otras
responsabilidades y nuevos retos también allí nos esperan.
Especial agradecimiento a ANGELMIRO GOMEZ "MIRO" de Teletoledo por su gran apoyo logístico para el factor video, que por igual pronto Ustedes tambien van a disfrutar en la web.
CRONICAS DE VIAJES A MI TIERRA
Por : CIRO ALFONSO CANO MORA
Miembro - Cofundador de C C P D
Corporación Colombiana de Periodismo Digital